ABC.ES ABC_ES / MADRID
Día
20/06/2013
Esta
inmigrante cubana no quiso alejarse de su marido cuando se alistó en el
Ejército confederado y, con un bigote y una perilla falsas, marchó como Henry
T. Buford a la Guerra
Civil americana
«La
guerra ha empezado y Johnny ha de luchar / quisiera a su lado mis días pasar»,
decía una vieja canción sobre una de las historias más fascinantes y olvidadas
de la Guerra
de Secesión: la protagonizada porLoreta Janeta Velázquez. Envuelta en misterio,
tachada de mentirosa y prostituta durante años, y con una biografía
controvertida, esta inmigrante cubana de Nueva Orleans fue una mujer adelantada
a su tiempo que transgredió todas y cada una de las normas de su época. ¿Cómo?
Cometiendo la osadía hacerse pasar por un hombre y alistarse como soldado del
Ejército confederado para combatir junto a su marido en la Guerra Civil americana.
Aunque
Loreta nació en La Habana en 1842, en el seno de una adinerada
familia aristocrática, pronto emigró a Estados Unidos. Allí recibió una
educación tradicional centrada en formarla como una mujer refinada que supiera
coser y tocar el piano. Sin embargo, su fuerte carácter afloró y pronto se
distanció del papel que le habían reservado. Primero, cuando en Nueva Orleans se trasladó con su tía y se pasaba
los días vistiéndose con la ropa de su primo, y, segundo, cuando sus padres
quisieron obligarla con 14 años a casarse con un cubano del que ella no estaba
enamorada.
Desobedeciendo
a sus padres, Loreta se fugó y se casó con John Williams, un oficial de Texas con el que tuvo tres hijos y que fue el detonante de
que esta rebelde llevara a cabo su mayor transgresión.
De Loreta
a Henry
Poco
después de morir sus tres hijos, su marido decidió alistarse en el
Ejército confederado. Loreta, que tenía 19 años, intentó convencerle de que
no lo hiciera y, en caso contrario, para que le dejara acompañarle. Pero
William no aceptó ninguna de las dos cosas.
Loreta no
estaba dispuesta a dejar marchar a su marido y quedarse sola
Loreta no
estaba dispuesta a dejar marchar a su marido y quedarse sola en casa,
soportando la idea de no volver a verlo jamás, así que se puso en acción:
utilizando su riqueza, consiguió reclutar y equipar a un batallón de
infantería de 236 soldados, en apenas cuatro días, e ir a Pensacola en busca de
William creyendo que aquello agradaría a su marido y les daría la posibilidad
de permanecer juntos durante la guerra.
Siendo
mujer, sin embargo, aquello no era tan fácil. Se cortó el pelo, se compró un
bigote y una perilla falsos, se mancho el rostro, el cuello y las manos para
endurecer su aspecto, le encargó a un sastre un uniforme de oficial confederado
y, finalmente, se cambió el nombre por el del teniente Henry T. Buford. En
un tiempo record, Loreto paso de ser una refinada ama de casa a un duro
soldado.
La muerte
de su marido
Cuando
Loreta llegó a Pensacola, en el estado de Florida, y presentó las tropas a su marido, el cabreo de éste
fue monumental porque había desobedecido sus instrucciones. De cualquier forma,
el disgusto no le duró mucho al bueno de William, porque falleció poco después
a causa de un accidente con su arma de fuego durante un entrenamiento.
En la Guerra Civil
americana murieron más de 600.000 personas
Devastada
primero por la muerte de sus tres hijos y ahora por el fallecimiento de su
amor, Loreto decidió no revelar su verdadera identidad y continuar luchando al
frente de su regimiento como si ya nada tuviera que perder, en medio de una
guerra en la queperdieron la vida más de 600.000 personas.
Intervino
en las batallas de BlackburnŽs Ford, Bull Run, Ball’s Bluff, Fort
Donelson y, por último, en Shiloh, donde resultó herida de gravedad.
Fue durante su cura cuando el médico descubrió que Henry T. Buford era en
realidad una mujer llamada Alice William, nombre que solía utilizar Loreta
Velázquez.
De
soldado a espía
Después
de aquello, Loreta se volvió a casar y sufrir la muerte de su segundo esposo,
el capitán Thomas DeCaulp, lo que le hizo regresar al ejército para
participar de manera más activa. Tal fue la intensidad con la que vivía que se
vio preparada para asumir otro giro en su destino. En Richmond, Virginia,
aceptó convertirse en espía de la Confederación , y lo hizo tan bien que fue
trasladada a Washington, donde llegó a reunirse con Simon Cameron, secretario de la Guerra del presidenteAbraham Lincoln.
En 1876
publicó su polémica autobiografía, considerada una farsa durante años
Y antes
de acabar la guerra, llegó a participar también en la organización de revueltas
en Ohio para liberar a los prisioneros de guerra confederados. No había
barreras para ella.
La guerra
por fin acabó y Loreto se dedicó aviajar por Europa, después
vivió en Venezuela y finalmente regreso a Estados Unidos, en un periplo en el
que le dio tiempo a casarse otras dos veces y tener un hijo.
Pero las
cosas no iban tan bien como ella esperaba y, en 1876, decidió escribir un libro
contando sus aventuras para conseguir algunos ingresos: «Una mujer en combate:
la historia de las hazañas, aventuras y viajes de la señora Loreta Janeta
Velázquez». Algunos estudiosos ven en estas memorias un relato maquillado.
Fueron incluso calificadas de farsa durante más de un siglo. Sim embargo,
muchos historiadores han descubierto recientemente documentos en los Archivos
de la Nación
que demuestran que la historia de esta rebelde, cuya muerte se produjo
alrededor de 1897, y cuya tumba aún no ha sido encontrada, es cierta… y ocurrió
150 años antes de que el Ejército de los Estados Unidos permitiera legalmente a
las mujeres participar en los combates.
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