GUSTAVO
TOVAR 8 DE
JULIO 2014 - 00:01 EL NACIONAL CARACAS
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Dos ejemplos del cinismo "sucialista", Mujica y Castro |
“Son una manga de viejos hijos de puta”
José
Mujica (presidente de Uruguay)
Ácido,
muy ácido…
Los
notables venezolanos -si es que queda alguno-, sobre todo aquellos vinculados
con las enchufadas mulas cansadas de la
Mesa de la
Unidad , se horrorizan con algunos de mis artículos; los
consideran groseros, cimarrones, callejeros: feos, muy feos.
Se cubren
los ojos cuando aparecen publicados, susurran indispuestos en los corredores
políticos, se colocan un fino pañuelo de seda en sus narices y, en público,
voltean el rostro a mis ferocidades verbales.
Voltean
el rostro en público, sí, pero en privado, cuando encuentran la mejor
oportunidad, sigilosos, cuando nadie los ve, se escabullen detrás de las
cortinas o debajo de sus cómodas butacas para leer horrorizados mis
insolencias.
Consciente
de los alborotos anímicos que les causo, les advierto, o mejor, les sugiero
como en otras ocasiones lo he hecho que detengan en este punto la lectura no
vaya a ser que su candidez se perturbe, lo que sigue es ácido, muy ácido…, como
lo que vive Venezuela.
Mujica
Pepe
Mujica es comiquísimo, no cabe duda, es como un osezno impertinente y
dulcemente feroz, lo cual no impide que padezca artritis moral, que esté
entumecido.
Lo
corroboré con sus recientes declaraciones sobre las sanciones que impuso la FIFA al delantero uruguayo
Luis Suárez por morder en pleno juego mundialista al defensor del equipo
italiano Giorgio Chiellini. De más está decir que ni el boxeo ni el ultimate
fighting de artes marciales mixtas, deportes de combate entre fieros
gladiadores modernos, permiten morder a sus oponentes, mucho menos un noble
deporte como el fútbol en el que se supone que los jugadores lo que usan son
sus pies, nos sus dientes, para ganar la gloria.
Sobre las
sanciones, Pepe Mujica dijo: “Los de la
FIFA son una manga de viejos hijos de.... Podían haberle
sancionado, pero no ponerle una sanción fascista”.
Pues sí
-lo decimos sin taparnos la boca-, este señor cínico, que ha convertido al
Uruguay en la pocilga neoliberal que acumula y esconde los capitales
golondrinos e ilícitos de los políticos más cleptómanos de Suramérica (especialmente
los maduristas), pontifica -como suele hacer- sobre el bien y el mal a cuenta
de que anda en alpargata y Volkswagen.
Claro,
eso lo diferencia de apoteósicos corruptos latinoamericanos como Néstor Kirchner o de estiradas y postizas
multimillonarias como Cristina Fernández, ni hablar de las niñas
Hilton-Kardashian-Chávez o de nuevos ricos como Diosdado, pero no le da
licencia para echarnos en cara su cinismo.
Mujica,
como todo cínico, se exalta e insulta a los directivos de la FIFA porque sancionaron a
Suárez y le impidieron morder, digo, jugar unos cuantos jueguitos de fútbol,
pero calla y hasta celebra el trato verdaderamente inhumano, despiadado y
fascista que su benefactor Nicolás está imponiendo a estudiantes, activistas de
derechos humanos y líderes políticos en Venezuela.
Los
millones de dólares que le regalan los maduristas, provenientes de la más
encarnizada corrupción que haya conocido Latinoamérica en su historia
republicana, lo anulan y niegan, le agravan su artritis moral y lo entumecen.
Pepe
Mújica, alcahuetea el fascismo sancionador, represivo y cruel de la dictadura
venezolana por algo más práctico y necesario que sus ideales: unas monedas
(muchísimas, claro).
Ser un
“digno” limosnero socialista
Sobre la
crítica el poeta mexicano Octavio Paz afirmaba: “Hija de la razón en su forma
más rigurosa y lúcida: la crítica, a imagen de ella, es a un tiempo creadora y
destructora; mejor dicho: al destruir, crea”.
Cuando
uno es crítico debe ser tolerante a la crítica, y cuando uno usa el insulto
para criticar debe ser también tolerante al insulto como crítica.
La
crítica, mi crítica, aunque horrorice, en su destrucción, aspira a crear…,
crear conciencia.
La hoja
de ruta política de Pepe Mujica es a un tiempo brutal y generosa. Un hombre que
ha sido guerrillero, es decir, que ha aniquilado a hombres inocentes por la
espalda, que ha estado preso y ha expiado sus crímenes detrás de las rejas, que
ha levantado su fusil y su palabra contra las tiranías militares
latinoamericanas, debe tener cuando menos un dejo de honorabilidad, de respeto
por sus luchas y por sus ideales.
No puede
vender su dignidad de luchador social y político limosneándole a una manga de
corruptos y ricachones maduristas que han devastado una nación y que han
encarcelado a más de 3.000 estudiantes que gritan “libertad” en las calles de
Venezuela, por dinero. Simplemente, no puede.
Entendemos
que Fidel Castro lo haga, a fin de cuentas él es un limosnero reconocido y
tradicional, pero Pepe Mujica, el osezno impertinente y dulcemente feroz de la
política latinoamericana, no puede, no debe.
No se si
sepa que el fascismo venezolano no sólo ha mordido a los estudiantes, los ha
asesinado (en su mayoría con certeras balas en la cabeza), los ha encarcelado,
torturado, incluso sodomizado, por atreverse a exigir de manera no violenta
democracia y libertad.
No sé si
sepa que en el país no hay agua, luz, medicinas, papel higiénico, alimentos o
paz social, que los índices de violencia criminalidad y corrupción son
estratosféricos, o que nuestras cárceles son campos de concentración neonazi
donde se calcina, mutila y decapita a seres humanos.
No sé si
sepa esta o aquella calamidad, ni sé tampoco si, como digno limosnero de
socialista que es, eso le importe. Ha comprobado que no, que su preocupación es
que Luis Suárez fue sancionado por “fascistas” que le impedirá jugar unos
partiditos de fútbol por haber agredido violentamente a sus contrarios, por
enésima ocasión.
No sé
muchas cosas sobre Pepe Mujica, lo que sé -pese a su admirable austeridad- es
que es otro cínico que una vez que llega al poder se olvidan de lo que fueron y
de lo que son.
Unas
monedas, como para todo digno limosnero socialista, valen más que su ideal.
@tovarr
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